domingo, 12 de diciembre de 2010

Ganado lanar ("Prometeo".M.Vicent ElPais, 12.12.10)



Cada día hay más distancia entre los que saben mucho y los que saben poco, entre los que lo pueden todo y los que no pueden nada.

Cada día son más los que obedecen ciegamente a unos pocos y es más profundo el vacío entre esos seres innombrables que ostentan el poder sin límite sobre nuestras vidas y la sociedad invertebrada que se mueve abajo como un ganado lanar.


No obstante, existen unas reglas precisas para que la gente obedezca sin rebelarse, creyéndose libre. Ante todo hay que tener al público contento y culpabilizado, sin darle tiempo a pensar. En cualquier caso, será necesario agitarlo con un látigo para que baile y se divierta ante una hipotética catástrofe que se avecina. Se le azotará alegremente con espectáculos de masas, con la basura de la televisión, con un sexo imposible al alcance de la mano, con ídolos del deporte, que sobre los vertederos industriales de las ciudades erigirán unos cuerpos desnudos en las vallas publicitarias como productos deseados, pero en medio del sonido que desprende una fiesta semejante se deberá oír una voz potente que anuncie medidas dolorosas, necesarias e inevitables para salir de la crisis sin que se nos permita dejar de bailar. La voz repetirá una y otra vez que todo ha sucedido por nuestra culpa. Queríamos tener dos casas, un coche de gran cilindrada, ir de vacaciones de verano a Cancún o a esquiar a los Alpes, y no cesamos de consumir sin freno, de exigir trabajar menos y cobrar más. Protegidos por el vocabulario críptico de la alta tecnología, por el jeroglífico indescifrable de las leyes religiosas del mercado, el sistema hará que te sientas un menor de edad, ignorante y cómodo en medio de la mediocridad general, te hará correr agónicamente hacia el pesebre repleto de alfalfa y cuando te tenga del todo en sus manos te enseñará a balar.




Pero recientemente ha surgido un nuevo Prometeo que ha vuelto a robar el fuego del Olimpo. El héroe mitológico se ha encarnado en Julian Assange, el creador de Wikileaks, al que han encadenado para dejarlo a merced de las alimañas. Ha sido el primero, pero pronto tendrá una legión de seguidores dispuestos a apropiarse de la alta tecnología informática, como del fuego sagrado, y entonces serán los corderos los que desafíen y suplanten a los dioses.

Obama:decepción.

Estimado Sr. Obama.
Quisiera expresarle mi profunda decepción por sus consideraciones públicas referidas al fenómeno Wikyleaks por el que se han hechos públicas numerosas actuaciones realizadas por gobiernos del todo el mundo, en fraude del mandato que habían recibido de sus ciudadanos.
Leo en el periódico que usted ha dicho que "las filtraciones son actos deplorables", aunque algunos lo han traducido también como "actos irresponsables". Usted sabe que los deplorables e irresponsables son los actos que revelan. Usted debería saber que ninguna de las informaciones aparecidas pueden hacer ningún daño, ni a las personas , ni desde luego a pueblos enteros. Ninguna de las informaciones publicadas son capaces de causar ningún dolor, ni provocar ninguna injusticia. Como usted sabe, esas informaciones tiene la grandeza de ser ciertas, de contar lo que ha pasado, de mostrar la realidad. Por eso solo hacen daño y causan dolor a quienes las pretendían tener escondidas para evitar que aquellos que le han prestado su confianza conozcan la ruindad de su comportamiento, la gran traición a quienes les ofrecieron su apoyo, la gran mentira de sus gestos, el verdadero y siniestro rostro que se esconde detrás de su eterna sonrisa electoral.
Sr. Obama, si usted y todos los demás mandatarios que aparecen en esas informaciones actuaran en defensa de sus intereses particulares, o en ámbito de su vida familiar o personal, nadie tendría derecho a conocer su comportamiento. Pero, debe saber, Sr. Obama, que cuando usted y los demás actúan en ejercicio de sus cargos políticos, deberían evitar realizar cualquier acto que de ser conocido les produjera verguenza. Si usted habla con su mujer por ese teléfono, tiene derecho a la reserva y el secreto de lo que dice. Pero si habla de un asunto de gobierno, deberían grabarse sus conversaciones y ser accesibles para cualquiera. Como usted sabe, cada día los gobiernos y las manos negras de los ministros del interior se ponen a escuchar nuestras conversaciones particulares. Parece que caminamos en dirección contraria.
Wikyleaks ha corregido el rumbo.
Hace menos de dos años, en su dicurso de 20.109 de toma de posesión, usted dijo:
"Lo que no entienden los cínicos es que el terreno que pisan ha cambiado y los argumentos políticos estériles que nos han consumido durante demasiado tiempo ya no sirven"
Sr. Obama, qué pronto ha olvidado que el terreno que pisan los cínicos ha cambiado. Ahora esta suspendido en el aire en una red de redes que les ha conseguido atrapar.
La revelaciones de Wikyleaks solo perjudican a quienes hicieron un ejercicio torcido del poder. Por eso, la única reacción digna de un político a la altura de estos tiempos, como la que esperábamos de usted, debería ser la de pedir perdón por los desmanes que en algunos caso tantas vidas y tanto sufrimiento de inocentes han provocado, y asegurar todos los controles posibles para que no se repitan. Y entre todos ellos, el mejor, el más efectivo, la publicidad, la transparencia.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Desnudos. (M.Vicent, El País, 5.12.10).




Hasta el más cateto sabe que debajo de una corona real, de un uniforme militar o diplomático, de una toga, de una mitra o de un fajín presidencial puede haber un imbécil, un bocazas o un mediocre, al que hay que soportar por la dignidad del cargo. Las altas instituciones del Estado anidan en palacios adornados con mármoles, sitiales, cornucopias, banderas, escudos, cortinajes y servidores entorchados, aparte de garitas, controles de policías con metralleta y en caso necesario con cañones y carros de combate. Ese espacio en apariencia hermético y acorazado no es más que una fantasmagoría por donde se mueven los cuerpos desnudos y las almas desvalidas de los personajes que ejercen el poder. Hoy la tecnología ha derribado todas las barreras y ha llegado a las entrañas de estas jerarquías cuyos secretos y debilidades hasta ahora solo estaban al alcance de mayordomos, secretarios y amas de llaves, únicos seres capaces de ejercer la traición. Ya no existe defensa posible. Los ministros y diputados en el Parlamento, los banqueros en las juntas generales, los entrenadores de fútbol en el banquillo, los jueces en el tribunal, los militares en los desfiles, en el momento de hablar en privado se tapan la boca con la mano como recomiendan que cubras tu código al marcarlo en el cajero automático. Es solo el principio. Como una serpiente viscosa e invisible ha penetrado la alta tecnología informática en nuestra vida. A través del teléfono móvil llega por el oído al cerebro para volcar nuestros pensamientos en la red a merced de la curiosidad y chismorreo universal. La física cuántica se ha despeñado desde el átomo hasta el fondo del abismo y antes de llegar a la Nada se ha encontrado con la materia oscura que no es otra cosa que el gran cementerio de todas las almas desnudas de los muertos. Cuando esa serpiente lábil decida alimentarse solo de este caudal, va a causar estragos y nadie estará a salvo. Fondos reservados, la doble vida de reyes o tenderos, laberintos de la política, informes confidenciales, amores nefandos, crímenes y conjuras, preparativos de guerra, todo ese acervo maldito será molturado por la informática en un disquete que podrá adquirirse en los grandes almacenes. Al final, seremos libres cuando estemos todos atrapados.

Privacidad y Poder. Jaulas o Castillos.


La mayor conquista de Hombre desde el punto de vista Político son los derechos civiles. Desde la Edad Media, en el mundo anglosajón, los ciudadanos establecieron un cnjunto de derechos a los que el Rey debía sujetarse. Tras la Revolución Francesa esos catalogos pasaron a constituir la esencial de los textos legales que regían la convivencia y aseguraban la paz social. Después de la II Guerra Mundial, ese conjunto de derechos de cada individuo se convirtió en la esencial de la cultura jurídica de los pueblos más desarrollados de la Tierra.


Uno de los primeros y principales derechos civiles es el de la privacidad, que conocemos como la intimidad y, más concretamente , como la inviolabilidad del domicilio. En la mentalidad continental escribimos trtatados y desarrollamos normas para definirlo. En el derecho anglosajón son más prácticos: quien esta dentro de mi casa sin mi autorización debe saber que dispongo de su vida. Quienes fueron precursores de los derechos civilesdesde el siglo XI, lo expresaron con claridad: mi casa es mi castillo.

La gran diferencia entre una ciudad de hombres libres y una granja, es que en la granja los habitáculos donde viven los indivíduos son transparentes. La gran tentación del Poder es convertir las ciudades en granjas. El gran reto de los individuos libres es impedr que nuestras paredes sean transparentes. Nosostros si tenemos derecho al secreto. Si las pareces de nuestra casa fueran transparentes, los derechos civiles serían una quimera más.

Internet, la telefonía móvil, la videovigilancia y sobre todo el tratamiento infomatizado de datos, en manos del Poder, hab abierto un riesgo de transparencia y control de nuestra intimidad que constituye el mayor ataque a nuestros derechos civiles desde su creación y proclamación. El Habeus Data, como el derecho a controlar el manejo de todos nuestros datos personales (vivienda, utilización de tarjetas, enfermedades, movimientos, etc...) ha sustituido en importancia al Habeus Corpues. En nuestro mundo para secuestrarnos no hace falta detenernos; basta con combinar las imagenes del portero de nuestra casa, los movimientos de nuestra cuenta corriente, las asistencia sanitarias y nuestros movimientos en el metro de la ciudad. El ojo del Gran Hermano nos desnuda. Es el tiempo de saberlo y recuperar nuestreo castillo.


Por eso resulta obsceno que, desde el mismo Poder que nos espía, nos dice dónde no debemos fumar y se mete permanenetemente donde no le llaman. Ese Poder que tiene nuesrtros teléfonos móviles permanenetemente intervenidos y quiere llenr las calles de cámaras de vídeo, se escandaliza y reclama un espacio reservado y secreto para el desarrollo de actividades públicas. Cuando juegan al monopoli con nuestro dinero, quieren que nadie les vea. Cuando utilizan el teléfono des despacho oficial que pagamos todos, quieren que no nos enteremos de la vacuidad y la irrespondabilidad de sus actuaciones.

El mismo instrumento tecnológico que ellos utilizan para convertir nuestra castillo en una jaula les ha jugado una mala pasada y ha descubierto que debajo de la falda no llevaban nada.

Internet permite una utilización decisiva para la defensa de nuestros derechos civiles.
Para eso se ha creado esta página amigo.
Dispón de ella como si fuera tuya.
Utiliza en espacio de comentario para escribir un post. Yo me encargo de pasarlo.
Dile a tu gente que vienen tiempos duros. En realidad los de siempre para quienes quieren ser libres.
Levanta las alfombras del poder.
Recuerda que tu casa, tu vida, tu intimidad , es tu Castillo.
Defiéndelo.

viernes, 3 de diciembre de 2010

«Las acciones referentes al derecho de otros hombres son injustas, si su máxima no admite publicidad".

martes, 30 de noviembre de 2010

Publicidad y Poder.



Kant, Immanuel (1724-1804)




De la armonía entre la política y la moral, según el concepto trascendental del derecho público

Si en el derecho público, tal como suelen concebirlo los juristas, prescindimos de toda «materia» -las diferentes relaciones dadas empíricamente entre los individuos de un Estado o entre varios Estados-, sólo nos quedará la «forma de la publicidad», cuya posibilidad está contenida en toda pretensión de derecho. Sin publicidad no habría justicia, pues la justicia no se concibe oculta, sino públicamente manifiesta; ni habría, por tanto, derecho, que es lo que la justicia distribuye y define.

La capacidad de publicarse debe, pues, residir en toda pretensión de derecho. Ahora bien; como es muy fácil darse cuenta de si esa capacidad de publicarse reside o no en un caso particular, esto es, si es o no compatible con las máximas del que intenta la acción, resulta de aquí que puede servir como un criterio a priori de dar razón para conocer en seguida, como por un experimento, la verdad o falsedad de la pretensión citada.

Si prescindimos, pues, de todo el contenido empírico que hay en el concepto del derecho político y del derecho de gentes -como es, por ejemplo, la maldad de la humana naturaleza que hace necesaria la coacción-, hallamos la proposición siguiente, que bien puede llamarse «fórmula trascendental» del derecho público:

«Las acciones referentes al derecho de otros hombres son injustas, si su máxima no admite publicidad.»

Este principio debe considerarse no sólo como un principio «ético», perteneciente a la teoría de la virtud, sino como un principio «jurídico», relativo al derecho de los hombres. En efecto; una maxima que no puedo manifestar en alta voz, que ha de permanecer secreta, so pena de hacer fracasar mi propósito; una máxima que no puedo reconocer públicamente sin provocar en el acto la oposición de todos a mi proyecto; una máxima que, de ser conocida, suscitaría contra mí una enemistad necesaria y universal y, por tanto, cognoscible a priori; una máxima que tiene tales consecuencias las tiene forzosamente porque encierra una amenaza injusta al derecho de los demás. El principio citado es, además, simplemente «negativo»; es decir, que sólo sirve para conocer lo que «no es justo» con respecto a otros.